viernes, 3 de septiembre de 2010

Para algunas concepciones occidentales el humano no es un animal, por lo tanto no tiene instintos. Puede ser hijo dilecto de Dios o producto de algún injerto extraterrestre, pero sus acciones son enteramente concientes y por lo tanto es responsable de sus actos.
Para las filosofías orientales el humano tiene un cuerpo, prácticamente automático. La conciencia puede ser desarrollada paulatinamente; la conciencia es una conquista mental muy difícil de conseguir. Podemos tener conciencia de nuestras funciones automáticas más básicas, y progresar en el control de nuestras funciones. Para adquirir control sobre el cuerpo es preciso adquirir conocimiento y superación del Yo.
El proceso es muy complejo. Somos animales, si queremos: concientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario